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Guía práctica

Cómo armar una red inalámbrica Wi-Fi para navegar desde cualquier lugar de tu casa

Con un dispositivo conocido como router y una antena en cada PC, será posible aprovechar la conexión de banda ancha hogareña y compartir archivos entre las computadoras sin tener que pasar cables por todos lados

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Con un dispositivo conocido como router y una antena en cada PC, será posible aprovechar la conexión de banda ancha hogareña y compartir archivos entre las computadoras sin tener que pasar cables por todos ladosTOPCOM. Esta placa PCI SKYR@CER PCI 2101gmr conecta una PC de escritorio a redes Wi-Fi b y g; si el router soporta la tecnología MIMO hará un mejor uso del ancho de banda disponible. $ 135

 

Es cada vez más común encontrar un hogar con más de una PC, o una casa en donde la computadora principal es una notebook. En estos casos, tener una red que sea inalámbrica puede ser muy útil, ya que permitirá conectar a las PC entre sí sin tener que tirar cables por todos lados.

El armado de la red es un proceso simple. Por un lado se necesita un router Wi-Fi. Es el equipo que distribuye los datos entre los integrantes de la red; si está conectado a un módem de banda ancha permite que esas computadoras accedan a Internet. Algunos routers tienen el módem integrado, pero son más caros. Si la red se hará con sólo dos equipos, es posible prescindir del router; ambos equipos deberán contar con una antena Wi-Fi propia. Las notebook modernas la incluyen; para una PC se puede apelar a una antena PCI o USB.

Los routers inalámbricos modernos permiten dos tipos de conexiones, por Wi-Fi o por un cable convencional; incluyen, en general, 4 puertos Ethernet. Así, una PC puede aprovechar el puerto Ethernet que trae cualquier computadora y, con un cable, conectar el equipo al router y lograr dos cosas: que acceda a Internet y que sea capaz de compartir archivos con el resto de los integrantes de la red hogareña, por ejemplo, una notebook.

Los routers más nuevos ofrecen puertos Ethernet Gigabit; si se le conectan PC con conectores de este tipo, será posible transferir datos entre los equipos cableados a 1000 Mbps, diez veces más que una red Ethernet convencional. El conector es el mismo y son compatibles.

Las conexiones inalámbricas, en cambio, son más lentas. Hay varios tipos, compatibles entre sí: la 802.11b llega, en teoría, a los 11 Mbps; la que le sigue (802.11g) logra 54 Mbps, aunque en un uso convencional logra menos de la mitad; y la versión más nueva, 802.11n, ronda los 100 Mbps de tasa de transferencia real, aunque podría llegar a 540 Mbps. Esta versión, la n , no está estandarizada; los equipos que se venden en el mundo usan un borrador. La versión final estaría lista a fin de año, momento en que habrá que actualizar su firmware, su sistema operativo interno. La ventaja de las redes n , además de la velocidad, está en el área de cobertura que logran: unos 70 metros, contra los 35 de una red 802.11b o g. Por supuesto, la intensidad de la señal disminuye con la distancia y las interferencias, paredes, techos, follaje, etcétera.

Manos a la obra

Si se montará una red inalámbrica en la que los integrantes intercambiarán datos entre sí, un router 802.11n es ideal. Si la función principal será la de dar acceso a Internet en toda la casa, puede elegirse un equipo versión g, más barato, ya que el ancho de banda que ofrece supera el de una conexión de banda ancha hogareña (de 2 o 3 Mbps de promedio).

Lo ideal es que el router esté en un lugar central de la casa, para maximizar el área de cobertura. Si hay una zona que no recibe la señal se puede apelar a una repetidora, una antena que toma la señal del router original y la amplifica.

La configuración del router depende del fabricante, pero en general es muy sencilla. Primero habrá que conectarlo al módem de banda ancha, y a una PC usando un cable de red; luego se usará el software provisto en el CD de instalación, o se entrará a la página propia del router, por lo general en la dirección http://192.168.0.1 o 192.168.1.1 . Allí se define el nombre de la red (denominado SSID) y si estará abierta a cualquier dipositivo o si requerirá una contraseña, que determina el usuario. Dependiendo del dispositivo también puede configurarse para que la red quede oculta, o que limite el acceso a la misma según direcciones MAC, un identificador único que tienen todos los conectores de red, sean inalámbricos o no.

En este último caso, tener la contraseña no será suficiente; sólo se podrán conectar los equipos cuyos identificadores estén habilitados. Si se trata de una PC de escritorio y se cambia la antena Wi-Fi o la placa de red Ethernet habrá que validar el nuevo número en el router.

La MAC son 6 pares de números y letras separados por 2 puntos. Las placas Wi-Fi y los routers la listan en su caja de embalaje; las notebooks, en su base. Si no se encuentra, o se trata de la MAC de un puerto de red cableado, puede conocerse, en Windows, desde Inicio>Ejecutar>cmd y luego escribiendo el comando ipconfig /all|more ; Windows listará el MAC como Dirección física . En Mac OS X se lista en Preferencias de sistema>Red>Ethernet o Red>Airport (para el Wi-Fi).

Durante su configuración el router preguntará qué tipo de banda ancha usa, y dará la opción de usar DHCP, o asignación dinámica de direcciones IP, para la red hogareña. Es lo más cómodo y funciona de forma transparente. Los routers le asignan un número IP único a cada equipo de la red propia, dentro del rango de números 192.168.x.x ; como no cambian, se pueden usar cuando se quiere acceder en forma directa a uno de los equipos de la red hogareña (la PC del cuarto de los chicos, un equipo antiguo que se dejó con un disco para hacer copias de seguridad, etcétera).

Si sólo se desea establecer una red inalámbrica entre dos equipos, no es necesario un router; basta con que las antenas de ambos equipos se configuren en modo Ad-hoc , que establece una conexión punto a punto, en vez de la tradicional conexión de infraestructura, la que provee el router.

Además, el equipo que esté conectado a un módem de banda ancha puede compartir esa conexión, es decir, permitir que otros equipos accedan a la red usando esa PC, yendo a Conexiones de red>Propiedades de la conexión activa, y luego tildando la opción Permitir a usuarios de otras redes conectarse a través de la conexión a Internet de este equipo , en la solapa Compartir .

Una vez que esté configurada, acceder a la red Wi-Fi será tan sencillo como buscarla entre las que ofrece el software que provee el fabricante de la antena Wi-Fi o el asistente del sistema operativo (un icono al lado del reloj), hacer doble clic sobre ella, ingresar la contraseña y listo: se podrá navegar y conectar con los otros integrantes de la red. También se puede definir que la conexión vuelva a hacerse en forma automática. En Vista, además, puede activarse desde Inicio>Conectar a .

Las PC no son las únicas que aprovechan una red Wi-Fi hogareña; hay otros dispositivos con antenas de este tipo. Quizás el exponente más conspicuo sea el iPhone (aunque no es el único celular con Wi-Fi), al que se le suman las tabletas de Internet, dispositivos de mano con una pantalla de tamaño medio. Permiten realizar tareas sencillas como visitar páginas Web, chequear el mail, hacer videoconferencias, ver videos de YouTube, etcétera. También hay impresoras Wi-Fi; Lexmark, por ejemplo, vende un equipo multifunción de esta naturaleza. Así, es posible ubicar la impresora familiar en un punto neutral de la casa, accesible para todos. Muchos routers incluyen un puerto USB para compartir una impresora convencional. Incluso hay portarretratos digitales Wi-Fi, capaces de mostrar fotos almacenadas en álbumes en línea; reproductores de audio que usan la red inalámbrica para acceder, desde una habitación, a la música o los videos almacenados en un equipo alejado; discos rígidos disponibles para toda la red; cámaras digitales capaces de almacenar las fotos en línea sin recurrir a una PC, o enviarlas por e-mail desde la misma cámara, entre otras opciones para completar la red Wi-Fi casera.

Ricardo Sametband

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