Blogia
Blog de CHEPE

Literatura

Definiciones de los chicos - Filosofía de chicos - para pensar

  • Adulto: Persona que en toda cosa que habla, primero ella (Andrés Felipe Bedoya, 8 años)
    • -Niño que ha crecido mucho (Camilo Aramburo, 8 años).
  • Amor: -No sé qué es eso (Juan Camilo Hurtado, 4 años).
    • -Dar un besito a la mamá y a la novia. ¿Sabe quién es mi novia? Mi mamá (Sebastián Santodomingo, 5 años).
      -Conseguir una novia por acá y otra por allá y quiero que mi mamá se enflaquezca porque está muy gorda (Orlando Vásquez, 6 años).
  • Ángel:-Un señor de la guarda (Juan Guillermo Henao, 8 años).
  • Anciano: Es un hombre que se mantiene sentado todo el día (Maryluz Arbeláez, 9 años)
  •  
    •  :-Un humano común y corriente, pero con años (Jonathan Ciro, 10 años).
    • -Es uno que está pobre (Juan Felipe Arias, 7 años).
  • AguaTransparencia que se puede tomar(Tatiana Ramírez, 7 años)
  • Blanco: El blanco es un color que no pinta(Jonathan Ramírez, 11 años)
  • Campesino:Un campesino no tiene casa, ni plata. Solamente sus hijos (Luis Alberto Ortiz, 8 años)
  • Cielo: Donde sale el día (Duván Arnulfo Arango, 8 años)
  • Colegio:-Casa llena de mesas y sillas aburridas (Simón Peláez, 11 años).
  • Colombia:Es un partido de fútbol (Diego Giraldo, 8 años)
  • Cuerpo:-Los cueros y los huesos (Gladys Velásquez, 9 años).
    • -Caminar, sufrir y mojar las matas (John Fredy Agudelo, 6 años).
    • -Yo (Mateo Ceballos, 10 años).
    • -Salud y cuero (Ángela Patricia Betancur, 9 años).
  • Dinero: Cosa de interés para los demás con lo cual se hacen amigos y no tener esto, hace enemigos (Ana María Noreña, 12 años)
    • -Es el fruto del trabajo, pero hay casos especiales (Pepino Nates, 11 años).
  • Dios: Es el amor con pelo largo y poderes (Ana Milena Hurtado, 5 años)
    • -Es una persona que nos maneja con control remoto como si fuéramos sus esclavos (Juan Esteban Ramírez, 9 años).
    • -Es el amor con pelo largo y poderes (Ana Milena Hurtado, 9 años).
  • Envidia: Tirarle piedras a los amigos (Alejandro Tobón, 7 años)
    • -La envidia es cuando un niño come (Natalia Escobar, 8 años).
  • Espejo: Es donde me miro la belleza (Mary Sol Osorio, 9 años)
  • Espíritu:-Es Dios, es una cosa grande y redonda de oro. ¿Cuánto valdrá eso? (José Pablo Betancur, 4 años).
    • -Es el que ejerzo todos los días (Simón Peláez, 11 años).Iglesia: Donde uno va a perdonar a Dios (Natalia Bueno, 7 años)
    • Es un recuerdo de la mente (Pablo Mejía, 10 años)
  • Eternidad:-Es una parte muy aburrida (Nelson Fernando Londoño, 9 años).
    • -Es esperar a una persona (Weimar Grisales, 9 años).
  • Instante: Es cuando lo van matar (Jorge Humberto Henao, 10 años)
  • Iglesia: Donde uno va a perdonar a Dios (Natalia Bueno, 5 años)
  • Lenguaje:-El lenguaje es cuaderno (Katherine Ramírez, 7 años).
    • -Cosa que sale de la boca (Tatiana Ramírez, 7 años).
  • Loco: -Persona sentimental (Héctor Alonso Arcila, 12 años).
    • -Es como si la mente se le saliera de serie (Estephanie Montoya, 9 años).
  • Luna: Es que nos da la noche (Leidy Johanna García, 8 años)
  • Madre: Madre entiende y después se acuesta a dormir (Juan Alzate, 6 años)
    • -Mi mamá me cuida mucho, me quiere mucho, me da la comida cuando yo no quiero (Camilo Gómez, 7 años).
    • -Es como una bicicleta, cuando se desocupa juega con el perro (John Fredy Agudelo, 6 años).
  • Maestro:-Es una persona que no se cansa de copiar (María José García, 8 años).
  • Mafioso: Gente que no consiente que lo toquen (Viviana María Sepúlveda, 9 años)
  • Mentira: Cuando a uno se le infectan los aporriones (Paula Arango, 9 años)
  • Miedo:-Ver el diablo y que me molesten los grandes (Santiago Uribe, 6 años).
    • -Es que mi mamá maneja un carro y unos señores de la cañería no pueden comer y le rompen el vidrio del carro y la matan y matan a mi papá y vivo solo (Orlando Vásquez, 6 años).
  • Misterio:-Cuando mi mamá se fue y no me dijo adonde (Gloria María Hidalgo, 10 años).
  • Muerto: -Se humano inservible (David Casadiego, 10 años).
  • Mujer: Ser vivo capaz de perjudicar a otro (Silvia Elena Suárez, 11 años)
  • Mundo:-Maravillas (David Piedrahíta, 11 años).
  • Negocio:-Juntar las bolas con otro (Alejandro Tobón, 7 años).
  • Niño:-Es juguetes de hombres (Carolina Álvarez, 7 años).
    • -Con huesos, con ojos y juegan (Luis Felipe Agudelo, 5 años).
    • -Humano en tamaño pequeño (Alejandro López, 9 años).
  • Novio:-Cosa con la que se hace el amor (Andrés Correa, 11 años).
    • -Rango más bajo de matrimonio (Ricardo Mejía, 10 años).
  • Odio:-Es la virtud más mala que tiene el ser humano (José Alejandro Zapata, 12 años).
  • Oscuridad: Es como la frescura de la noche(Ana Cristina Henao, 8 años)
  • Paz: Cuando uno se perdona (Juan Camilo Hurtado, 8 años)
  • Padre: Es el que me dio la cosa que tengo en la mitad de los dos muslos (Simón Peláez, 11 años)
  • Pecado: es algo que nosotros los humanos somos (Daniela Narváez, 8 años)
  • Pensar:-Es quedarse quieto (Yamile Amparo Castaño, 8 años).
  • Pereza:-Sueño que le da a los cristianos (Luis Fernando Ocampo, 10 años).
  • Poesía:-Es algo aburridor y sólo lo aprenden los poetas (Olmedo Herrera, 10 años).
    • -Hay veces que uno no tiene nada que hacer y se pone a escribir poesías (Blanca Yuli Henao, 10 años).
    • Expresión de reprimidos (Eulalia Vélez, 12 años)
  • Poeta:-Alguien que ha descubierto algo en el mundo (Nelson Fernando Londoño, 9 años).
  • Político:-Es una persona que nos acaba o ayuda, depende de su situación económica (Pastor Ernesto Castaño, 11 años).
  • Presencia: Una muchacha presintiendo amor (Julio César Giraldo, 7 años)
  • Príncipe: Vago de la realeza (Eulalia Vélez, 12 años)
  •  
  • Sexo:-El sexo es increíble (Rafael David Jurado, 8 años).
    • -Es una persona que se besa encima de la otra (Luisa Fernanda Pates, 8 años).
  • Sol:-El que seca la ropa (Diego Alejandro Giraldo, 8 años).
  • Recuerdo: Lo que yo pienso hace mucho tiempo (Jorge Humberto Henao, 10 años)
  • Soledad: Tristeza que le da a uno a veces (Iván Darío López, 10 años)
    • -La pared (Elizabeth Parra, 8 años).
    • -Para mí es cuando uno piensa en la vida (Wilson Ferney Rivera, 8 años).
    • Es lo que le da a la mamá (Jorge Andrés Sáenz, 6 años)
  • Sueño:-Con mi mamá mucho (Weimar Román, 7 años).
  • Suicidio: Es uno matarse por instinto (Mary Luz Arbeláez, 9 años)
  • Tiempo: Algo que pasa para recordar (Jorge Armando, 8 años)
  • Universo: Casa de las estrellas (Carlos Gómez, 12 años)
    • -Un universo es un concurso para las reinas (Walter de Jesús Arias, 10 años).
  • Violencia: Parte mala de la paz (Sara Martínez, 7 años)
    • Uno coje una muchacha y hace el amor (Javier Ignacio Ramírez, 6 años)

     "Casa de las estrellas: el universo contado por los niños", de Javier Naranjo.

    Carta al Futuro - de Eduardo Galeano

    Carta al Futuro - de Eduardo Galeano

    Estimado señor Futuro
    De mi mayor consideración:
    Le estoy escribiendo esta carta para pedirle un favor. Usted sabrá disculpar la molestia. No, no tema, no es que quiera conocerlo. Ha de ser usted un señor muy solicitado, habrá tanta gente que querrá tener el gusto; pero yo no. Cuando alguna gitana me atrapa la mano, para leerme el porvenir, salgo corriendo a la disparada antes de que ella pueda cometer semejante crueldad.
    Y sin embargo usted, misterioso señor, es la promesa que nuestros pasos persiguen queriendo sentido y destino. Y es este mundo, este mundo y no otro mundo, el lugar donde usted nos espera. A mí, y a los muchos que no creemos en los dioses que nos prometen otras vidas en los lejanísimos hoteles del Más Allá.
    Y ahí está el problema, señor Futuro. Nos estamos quedando sin mundo. Los violentos lo patean, como si fuera una pelota. Juegan con él los señores de la guerra, como si fuera una granada de mano; y los voraces lo exprimen, como si fuera un limón. A este paso, me temo, más temprano que tarde el mundo podría no ser más que una piedra muerta girando en el espacio, sin tierra, sin agua, sin aire y sin alma.
    De eso se trata, señor Futuro. Yo le pido, nosotros le pedimos, que no se deje desalojar. Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando, que usted siga siendo. Que usted nos ayude a defender su casa, que es la casa del tiempo.
    Háganos esa gauchada, por favor. A nosotros y a los otros: a los otros que vendrán después, si tenemos después.
    Le saluda atentamente,
    Un terrestre

    "Soñar, tal vez la vida; vivir, tal vez los sueños" para mayores de 40...


    Un artículo de Eduardo Galeano

        (Para mayores de 40)

        

       
    Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.

        No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.

        Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.

        ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores.

        ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.

        ¡Guardo los vasos desechables!

        ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!

        ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos!

        ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!

        ¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!

        ¡Es más!

        ¡Se compraban para la vida de los que venían después!

        La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza.

        Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.

        ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.

        ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike?

         ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa?

        ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?

        ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?

        Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.

        El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.

        El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!!

        ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!

        Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)


        No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.

        Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'.

        Mi cabeza no resiste tanto.

        Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.

        Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.

        Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?

        ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?

        En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!

        ¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor.

        Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.

        Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

        Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.

        Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo.

        Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!

        Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

        Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

        Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.


        Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.

        Hasta aquí Eduardo Galeano